Un Oasis en pleno Microcentro
- Adi Zapata
- 18 ene 2017
- 3 Min. de lectura
Todos los que trabajamos en Microcentro alguna vez sabemos el estrés al que nos exponemos todos los días. Lo quieras o no terminas siendo una de esas personas que tanto criticabas por estar sujeta al sistema, ya sabes a lo que me refiero… esas personas que cuentan los días para que sea viernes o tachan los días en su agenda cuando se acerca un finde largo.
Pero la verdad de la milanesa es que a todos nos toca laburar… y no siempre tiene que ser una milanesa (valga la redundancia) hecha la noche anterior en un tupper, que metemos al microondas y comemos frente a la compu.
La hora del almuerzo en el laburo puede resultar realmente reconfortante y renovadora si se sabe elegir, por eso hoy les dedico este post a todos ustedes que rehúsan del sistema capitalista pero saben que Netflix no se paga solo. A todos ustedes que se comen el tráfico desequilibrado, la gente que te empuja en el transporte público, y los bocinazos a los tacheros que siempre pero siempre andan más lento que el resto.
Hoy les quiero hablar de un oasis en microcentro que es una buena opción para hacer un break y almorzar. Ya sea que estés de paso haciendo trámites por la zona o quieras escapar del estrés en el escritorio, este lugar verde y lleno de plantas es una buena opción para comer y descansar tu mente.
Lo conocen como “El Convento”. Ubicado sobre calle Reconquista al 250, el lugar era un antiguo convento llamado San Ramón Nonato, contiguo a la basílica. El lugar es más conocido por su restaurante “El Patio”, que tiene comida típica argentina con algunos platos más elaborados. Pero también hay otro restaurante, La Reconquista, que fue el que decidí probar hoy.

Desde que entras al convento respiras aire puro y tranquilidad. El jardín que tiene es bastante grande y también hay asientos para que puedas almorzar ese sanguchito que te trajiste de casa. También hay galerías con artesanías y hasta una librería vieja donde podes encontrar clásicos a precios muy baratos. No puedo dejar de nombrar a esa bella cúpula de la iglesia que se asoma de fondo, detrás de las paredes que cubren el jardín.


Hoy decidí almorzar allí con mi amiga Agus que no veía desde hace mucho. Aproveche y me escape un momento del trabajo.
Había un menú variado pero si tenés que volver a trabajar y no tenés todo el tiempo del mundo lo que sale más rápido es siempre el menú del día. Así que me pedí justamente eso.
Yo fui por un enrollado de muslo de pollo con jamón y salsa de crema con ciboulette acompañado de papas.

Por su parte, mi amiga eligió un bife a la parilla con la misma guarnición. Ambas pedimos una bebida. Ya saben que amo el vino pero ¡no puedo volver a la oficina demasiado alegre y meterme en problemas! De manera que me pedí una bebida sabor pomelo.


La comida no fue gourmet, pero estaba muy rica y la atención fue rápida. El total fue de 370 pesos. Claramente no es para hacerlo todos los días pero lo que pagás es la tranquilidad del jardín. Si querés algo un poco más económico en el mismo jardín sugiero que pruebes el restaurante El Patio que también tiene menú del día aunque tiene mucha más gente.

Asi que ya sabés… si te toca un día difícil en la oficina y no sabes a donde escapar, hay un escondite encantador… un oasis secreto en medio del caos porteño :)
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